Suelto y sin levantar la cabeza del teclado. Mientras los dedos en presente, golpean las teclas dibujando la idea pretérita, la frase futura surge entre las sienes cabezonas. Sin restaurar el fondo y tan sólo perfilando la forma, llega el final. Puro corazón.
Otros, fantasmas, hablan de sueños a medida y de libros polvorientos y antiguos que, por lo que dejan leer, de nada les han servido. Encerrados en rutinarias sesiones de pseudo-erotismo barato, y romanticismo de telenovela, escriben redundantes historias frías e indoloras. Puro fraude.
Es mejor ser un proscrito amante del sueño eterno, y amarte entre las botellas derramadas por el suelo, que hacer del hábito de vomitar, un derroche caótico de bonitas palabras de amor, que componen escaparates de baratijas, y ofertas de pasión virtuales y ficticias.
Una penetración profunda, y el lamento final del orgasmo que se va. Un completo final ruidoso, en perfecta armonía, largo y poderoso. Un último movimiento en compañía de esa cresta larga, que saque el aire de los pulmones, y que acabe con las piernas por un lado, los brazos por otro, sal en la nariz, y lujuria en los ojos. Siempre en busca de más.
Y verte dejar la playa más tarde de lo que el Sol se ha marchado, con la última penumbra. Ver tu cara cerca de la ventanilla de aquel bus, mirando la carretera empapada, y tus tristes ojos moviéndose lentamente durante el subidón viajero. Mirarte cantando sola en el campo de tu vida, con el cielo de tus sueños sobre la cabeza, y no preguntarme más qué es lo que busco. La muerte llegará ese día, cuando la búsqueda me canse. Cuando la búsqueda me deje atrás. Cuando ella reclame lo que fue suyo, y siempre lo será. Y yo me entreguaré, al fin.
Buscarte es como tirarse al mar, en el fondo nunca sé lo que encontraré, pero joder que salto!!
jueves, 15 de mayo de 2025
Sus Majestades y el Licor
Perdón.....
Ayer antes de acostarnos, dejamos con Lolo al lado de la chimenea tres vasos con leche, unas galletas y tres chupitos de licor de hierbas.....
Lolo se durmió, y ante mi acostumbrado desvelo, aproveché para bajar y dar buena cuenta de los chupitos, porque si tengo que esperar a que los tres desgraciados coronados, bajen por mi chimenea y den salida a la viandas, voy dado.
Total que tras el chupito de Gaspar, que estaba como dios, vinieron el de Melchor y Baltasar, que iban mejorando con el tiempo.
Sentado en el bordillo de ladrillos refractarios de la chimenea, observando los paquetes que mi hijo rompería en unas horas, me pregunté: -Si fuera monárquico, me bebería alguno más por algún otro desgraciado "chupacuartos" por la gracia de dios..... pero como no lo soy, y ante una sed que me acuciaba, brindé por todos los niños del mundo, unas 14 veces más. Tan solo recuerdo ya, el espectáculo de leche que junto con migas de galletas, se desparramaban por la alfombra. Mientras, la baba iba cayendo lentamente de mi cabeza ladeada y un pequeño ruidillo salía del tiro de mi estufa natural.
Yo, enfrente borracho, tirado en la alfombra y rascándome un huevo por dentro del pantalón, descubrí que eran las seis de la mañana, y que una pantufla de un azul brillante se descolgaba hasta el suelo por el hueco de la chimenea.
La siguieron unos pantalones del mismo azul, una chaqueta brillante morada, y un tipo con barba blanca y ojos de buena persona. Detrás de el vinieron dos más, uno de barba pelirroja, y un negro guasón que me miraba y se reía.
Los tres vestidos como para bailar en una película de Bollywood......cuchicheaban mirándome.
Yo me cansé, junte fuerzas para levantarme y eructé. Aún borracho les di tal paliza que no creo que vuelvan a seguir a ninguna estrella nunca más. Juraban en arameo -esto es literal -
Sacié mi rabia republicana en aquellos tres "elegidos", creyendo que eran tres ladrones "asaltacasas", y me acerqué a la ventana para verlos salir magullados corriendo y doliéndose de las docenas de golpes recibidos.
Mi sorpresa fue, que afuera los esperaban tres camellos increibles. Enormes, lustrosos y que huyeron veloces tras montarse los jinetes en sus grupas.
Arancha y Lolo bajaban entonces por las escaleras de madera de las habitaciones, y al ver los juguetes Lolo desapareció con ellos y se dispuso a romper los envoltorios sin prestar atención a nada más. Pero Aran, tras ver mis nudillos ensangrentados, el salón patas arriba, la leche y las galletas por el suelo, y trozos de raso brillante de colores por el sofá y el suelo, me miró extrañada, limpió un hilo de sangre que bajaba por la comisura de la boca y me preguntó en silencio.......
Yo me permití unos segundos para pensar, -¿como le explico, con este aliento a licor, que los reyes sí existen?
Levanté mi puño al aire, erguí mi cabeza y orgulloso sollocé: Ni Dios, Ni Patria, Ni Rey, Ni Bandera.
Ayer antes de acostarnos, dejamos con Lolo al lado de la chimenea tres vasos con leche, unas galletas y tres chupitos de licor de hierbas.....
Lolo se durmió, y ante mi acostumbrado desvelo, aproveché para bajar y dar buena cuenta de los chupitos, porque si tengo que esperar a que los tres desgraciados coronados, bajen por mi chimenea y den salida a la viandas, voy dado.
Total que tras el chupito de Gaspar, que estaba como dios, vinieron el de Melchor y Baltasar, que iban mejorando con el tiempo.
Sentado en el bordillo de ladrillos refractarios de la chimenea, observando los paquetes que mi hijo rompería en unas horas, me pregunté: -Si fuera monárquico, me bebería alguno más por algún otro desgraciado "chupacuartos" por la gracia de dios..... pero como no lo soy, y ante una sed que me acuciaba, brindé por todos los niños del mundo, unas 14 veces más. Tan solo recuerdo ya, el espectáculo de leche que junto con migas de galletas, se desparramaban por la alfombra. Mientras, la baba iba cayendo lentamente de mi cabeza ladeada y un pequeño ruidillo salía del tiro de mi estufa natural.
Yo, enfrente borracho, tirado en la alfombra y rascándome un huevo por dentro del pantalón, descubrí que eran las seis de la mañana, y que una pantufla de un azul brillante se descolgaba hasta el suelo por el hueco de la chimenea.
La siguieron unos pantalones del mismo azul, una chaqueta brillante morada, y un tipo con barba blanca y ojos de buena persona. Detrás de el vinieron dos más, uno de barba pelirroja, y un negro guasón que me miraba y se reía.
Los tres vestidos como para bailar en una película de Bollywood......cuchicheaban mirándome.
Yo me cansé, junte fuerzas para levantarme y eructé. Aún borracho les di tal paliza que no creo que vuelvan a seguir a ninguna estrella nunca más. Juraban en arameo -esto es literal -
Sacié mi rabia republicana en aquellos tres "elegidos", creyendo que eran tres ladrones "asaltacasas", y me acerqué a la ventana para verlos salir magullados corriendo y doliéndose de las docenas de golpes recibidos.
Mi sorpresa fue, que afuera los esperaban tres camellos increibles. Enormes, lustrosos y que huyeron veloces tras montarse los jinetes en sus grupas.
Arancha y Lolo bajaban entonces por las escaleras de madera de las habitaciones, y al ver los juguetes Lolo desapareció con ellos y se dispuso a romper los envoltorios sin prestar atención a nada más. Pero Aran, tras ver mis nudillos ensangrentados, el salón patas arriba, la leche y las galletas por el suelo, y trozos de raso brillante de colores por el sofá y el suelo, me miró extrañada, limpió un hilo de sangre que bajaba por la comisura de la boca y me preguntó en silencio.......
Yo me permití unos segundos para pensar, -¿como le explico, con este aliento a licor, que los reyes sí existen?
Levanté mi puño al aire, erguí mi cabeza y orgulloso sollocé: Ni Dios, Ni Patria, Ni Rey, Ni Bandera.
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