martes, 4 de noviembre de 2008

The Endless Winter

En mi tierra el inverno es muy largo y el surf se hace muy duro durante los meses con "R". Algo así como el buen marisco, pero a la inversa.Amanece nublado hoy, como los doce últimos días, y el frío enrosca los cuerpos de mis perros hasta que confundo la cola con el hocico. La humedad se mete por los poros de la piel y acampa en las articulaciones, haciendo que te retuerzas como Mou Y Leny, cada vez que te levantas, te sientas, te giras, .....
El aire está mojado, los campos están mojados, el coche está mojado y lo peor de todo, el traje está mojado. La pereza para levantarse y alejarse del calor de casa, hacia el Océano Glacial Atlántico, es como un ancla que te ata al salón.En cuanto acaba Septiembre la cosa se pone dura. Mientras te haces mayor, no te das cuenta, pero llega un momento, en el que mi vieja amiga la "decisión", desaparece y me abandona un rato. El preciso para desistir en el intento de acercarme a las olas para soltar lastre en ellas y olvidar la realidad. Zambullirse en el cálido sueño surfero, con sus crestas blancas y sus olas azul celeste. Sus fiestas nocturnas en chanclas y bañador. Sus días infinitos y ese olor que todos conocemos a libertad y pachanga, a alegría y deseo, a parafa derretida y pelo salitroso, a sol, playa, churrasco y caipirinha.
Así que llega el invierno, y desaparece el ansia de olas, el ansia de playa. Y vuelve otra buena y vieja amiga, la "necesidad". Esa que te hace encontrar tiempo donde no lo hay, olas donde no las hay, sol donde no lo hay, y cambia el Nordés por Sur, chopi por glassy, abarrotado por solitario, y frío por calentito. Y entonces tu, aún sabiendote engañado por la "necesidad", te cuelas en el neopreno, cierras la furgo y caminas hacia el agua con la frase inmortal: Bueno, por lo menos remamos!
Mientras tus amigos te miran, y ves sus ojos ciegos de "necesidad".