Esperaré con calma a que crezcas. Tres kilos y cincuenta gramos, reunidos en un cuerpo de 48 centímetros, hacen que la vida se detenga de repente y un extenso vacío se muestre delante de mis ojos. Un vacío, que ha de ser llenado hasta colmarse de experiencias. Unas experiencias positivas y negativas, que harán que seas como serás y te vean como les de la gana. Por que los demás, siempre te ven de distinta forma a como te sientes tu.
Eso es algo que a tu padre no le ha influido demasiado en el pasado. Quizás ahora, que lo que piensen de mi, te afectará a ti, sea el momento de darle importancia al que dirán. Cuestionar mi forma de vestir, hablar, trabajar, relacionarme e incluso pensar, no entraba en mis planes. Siempre me sentí a gusto con lo que soy. Es algo que yo si que sé. Lo que soy, es lo que dejo ver. No hay ninguna parte de mi sumergida como en un iceberg, que no se vea en la superficie. Por si a partir de ahora me importa el que dirán, dejo escrita una frase que, espero colme sus ansias de hablar de mi: QUE OS DEN POR EL CULO A TODOS GRANDISIMOS HIJOS DE LA GRAN PUTA!
Eso para los que me quieren mal y no me lo demuestran. Serpientes de innumerables cabezas, aburridos y miserables espectadores de la vida ajena. Nunca pudisteis conmigo, y ahora menos...... traje refuerzos.......
La independencia cuesta, el respeto se gana, la humildad se lleva dentro y la amistad
es fruto de un compromiso personal con uno mismo hacía algún otro. Ser justo es crucial, sin dejar de ser humano primero.
Escuchar a los demás es vital. El mundo está lleno de personas con títulos, pero muchas son sordas. Eso las hace torpes.
La magia existe. Tus ojos te engañan. Cierralos. No palpes, siente. No huelas, percibe. No duermas, sueña.
La vida está llena de días y también de longanizas.
Así que voy a comer una en bocata y otro día sigo.