Tus ojos el Sol, tus manos el aire.
Tus tetas montañas, de cumbres nevadas
Y un valle sereno descubren tus nalgas.
Tus piernas son cabos, de suaves contornos,
protegen al fondo tu fértil arroyo.
Tu espalda infinita, llanura dorada.
Mis manos pasean, y nunca se cansan
Y el prodigio asombroso, son tus palabras.
Y el prodigio asombroso, son tus palabras.
Que caen como lluvia, regándolo todo.
Y las mías me dicen. -No seas centollo,
que esto es hortera, y un coño es un coño.
que esto es hortera, y un coño es un coño.
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