Aquello fue más que un coche.
Perteneció toda la vida, al que hoy es mi suegro, y el de mi hermano. Pero un buen día este último se hizo con el. Era algo más que un Seat 600, y algo menos que un Sinca 1000. Estaba en el medio, y un poquito más. Un "maravilloso" Seat 850 azul.
Debía correr el año 1987, cuando vino a nosotros. Y me dí cuenta que pasaba a formar parte de nuestra revolución, cuando mi hermano colgó el muñeco de Wilbur Cookmeyer del retrovisor. En el preciso momento en que el surf pasaba a formar parte por fin, de nuestros inviernos. Y gracias a el nos movíamos desde Villarrube a Campelo, libres en busca del baño perfecto.
Como nos metíamos allí dentro, es un misterio, porque grande no era. Pequeño y estrechito, incómodo, húmedo y como no decirlo, sucio. Evidentemente era lento, pero divertido.
Recuerdo su acelerador pegado al suelo, y sus espejos móviles.....por el viento. Recuerdo que al encender el "radio-cassete" el limpiaparabrisas paraba. Que el intermitente encendía la luz de freno, que por supuesto no funcionaba al pisar el pedal correspondiente. Recuerdo los remiendos de urgencia con fibra Excell y resina Silmar. Las alfombrillas de goma que se encharcaban cuando llovía.
Anécdotas miles. Pero la del palito, una de las mejores........
Estaban asfaltando la antigua carretera de Castro, y a la altura de las curvas de San Bartolo, al final de la recta en bajada, vimos una fila de coches parada junto a un hombrecito con casco y una señal de Stop en la mano. Era sábado por la mañana, muy temprano, y nos dirigíamos a la playa, a hacer surf, como no? Eramos cuatro, Luis, Carlitos Nito, yo y otro que presumo que era Vari, por eso íbamos por Castro en vez de por Meirás. Total, 100 km/h en bajada libre, 350 kg. de humanidades, y unos frenos de bicicleta gastados nos jugaron una mala pasada. Los coches y el hombrecito, cada vez más cerca, el pedal del freno hundido hasta la chapa, y nuestra pequeña bombona azul cada vez más rápido. Llegamos a unos 100 metros del atasco, y un corte en el asfalto nuevo, nos hizo volar como a un coche de rally. Cabezas contra el techo, ¡PUM! las risas empezaban a desencajarse, el hombrecito braceaba con la señal como si hubiera visto al diablo con ruedas, los coches estaban cerca, muy cerca. Luis, tras el salto, hundió de nuevo el pedal de freno, y al parecer el cable reaccionaba, eso sí parabamos muuuuuuuuy despacio....... no había más remedio que tirarse al arcén. COÑO, que estaba de mi lado aún encima. -Nos la damos dije...- pero el coche se detenía, paralelo a los coches en fila. Por la cuneta adelantamos a unos cuantos, que se agarraban fuertemente al volante. Al fin nos detuvimos. Y a reir!!!
Hubo más. Innumerables, pero aquella me trae buenos recuerdos. Debía de ser primavera, hacía sol y frío. Pantín de metrazo y medio y solos, nos hizo olvidar lo sucedido. Y al mediodía el calor ya se notaba, al salir del agua para acercarnos a La Ramalleira a comer unos callos, por trescientas pesetas. Y todo gracias al ocho y medio.
Todo eso me hace reflexionar, y ahora que os veo a todos con aire acondicionado, elevalunas eléctricos, control de tracción, EBS, ABS, AIR COMET, FUCK OFF y todas esas mariconadas que traen ahora los coches. Con techos solares, olor a salón, mesitas para el DVD, conexión a internet...... pienso y os pregunto: QUE COCHE OS HIZO MAS FELIZ??
Yo creo que todos o la gran mayoría, aún teniendo modelos distintos, respondereis lo mismo....... el primero!! Aquel que con menos os dió más!! El único que os concedió la libertad, y no la esclavitud. El único que os importó de verdad, y que os permitió ser vosotros mismos, sin necesidad de ser mejores que nadie.
Pues esto va por aquellos trastos que nos llevaron y nos trajeron, con personalidad.
miércoles, 5 de diciembre de 2012
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1 comentarios:
Mola. El mío fue un polo. Anécdotas varias
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